Una pieza de romanescu, hervida entera y rociada, una vez emplatada, con un sofrito de ajo fue el primer plato. Solo comí la mitad, así que la otra mitad para un siguiente menú. Mi contraria no gusta de este híbrido de brecol y coliflor, que ya se cultivaba en Italia por el siglo XVI con el nombre de Broccolo romanesco.
Un entrecot pasado por la plancha y acompañado con unos piquillos confitados es el segundo plato de este menú.
La ensalada de pepino, tomate, hinojo, lechuga, aguacate y tres esparragos de esta temporada. El aliño de vinagre de Jerez, sal del Valle Salado de Añana y aceite de oliva virgen extra variedad arroniz, de Moreda (Álava)
De postre plátano, manzana y fresas.
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